sábado, 13 de septiembre de 2014

Los siete años de abundancia - Etgar Keret


Los siete años de abundancia, Etgar Keret, Siruela, 2014, 157 págs., 16€.

Hay algunos países que están marcados para todos nosotros con unas connotaciones muy negativas. Por ejemplo, Israel y Palestina nos remiten irremediablemente a pensar en guerras, atentados y muertes. Sin embargo, a veces los periodistas nos muestran un pedazo de la vida cotidiana en esta zona del mundo y nos sorprende que sus habitantes tengan una vida parecida a la nuestra. Los jóvenes israelíes aparecen ante la cámara despreocupados en las playas de Tel Aviv y las mujeres palestinas pasean por un mercadillo en busca de la mejor ganga. Esta extraña pero lógica cotidianidad en un conflicto tan largo es la que aparece en el último libro de Etgar Keret publicado en España: Los siete años de abundancia.
Keret es seguramente el escritor actual en lengua hebrea más conocido en todo el mundo. Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas y su importancia dentro de la Literatura contemporánea está fuera de toda duda, como muestran el éxito de sus libros y las invitaciones a hablar sobre su obra que recibe de medio mundo. Pero Keret es, junto a todo ello, un israelí que vive en Tel Aviv con su familia y que tiene que lidiar, como todos sus compatriotas, con los ataques terroristas, con las atrocidades de su ejército en Palestina y con el rechazo de gran parte de la comunidad internacional, especialmente de los países musulmanes. Esta tensa situación está presente en Los siete años de abundancia, pero, acertadamente, no lo protagonizan. Las alertas por los lanzamientos de cohetes, el odio hacia la política exterior israelí y el antisemitismo son tratados por el autor con bastante distancia y, a veces, incluso utilizando el humor negro. Porque lo que narra Keret en los fragmentos que componen su obra es algo mucho más importante: los avatares que sufre su existencia durante los siete primeros años de vida de su hijo Lev.
La familia es el tema principal de los treinta y cinco textos breves, que se mueven entre el artículo y el relato autobiográfico, que componen el libro. Además de la peculiar y divertida educación del primogénito, aparecen las relaciones del narrador con su mujer, sus padres, sus amigos y sus vecinos. En todos ellos se ven las peculiaridades de la vida israelí, especialmente en el fragmento dedicado a su hermana, que comienza con esta impactante frase: “Hace diecinueve años, en un pequeño salón de bodas en Bnei Brak, mi hermana mayor murió y ahora vive en el barrio más ortodoxo de Jerusalén” (pág. 81). A continuación se nos cuenta su transformación de una chica normal despreocupada a una madre de familia numerosa que vive según la interpretación más estricta de la religión judía. El contraste con la vida de su hermano Etgar, un escritor y profesor cosmopolita que ni siquiera se ha casado oficialmente, protagonizan uno de los fragmentos más originales e interesantes del libro.
Posee este escritor israelí una gran habilidad a la hora de narrar anécdotas familiares, historias de su juventud o malentendidos en sus habituales viajes al extranjero para participar en encuentros literarios. En todas estas narraciones hace un gran manejo de la ironía, que le permite tratar con humor las situaciones más graves, como cuando tiene que proteger a su hijo de un posible bombardeo, y con seriedad las situaciones hilarantes que vive.

(Reseña publicada en El Noroeste el 4 de septiembre de 2014)

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